Salí de adentro tuyo!
miércoles, diciembre 06, 2006
  Fashion te vi
La gran diferencia entre el hombre y la mujer está en el placard. Ellas pueden recorrer todo Palermo y entrar en cada local, probarse cada prenda antes de decidirse por algo. Nosotros, por ahí cuando estamos yendo a lo de un amigo, vemos algo en la vidriera y "Uh, mirá que buenas zapas!" y ahí paf! partimos el mostrador con una roca (entiéndase, pagar con un billete de $100) y la compramos. Otra clave está en el tema del intercambio de pilchas. Las minas siempre andan fijándose en "¿Viste la pollera de Lucila?" o "¿Esa cartera es de esta temporada?" inclusive hacia personas que ni conocen y se encontraron por la calle. Eso hace que prestar algo sea tan sagrado. Las podés escuchar años después diciendo "Yo le presté a Carla un corsét en el 93 y la muy perra nunca me lo devolvió". En nuestro caso es mucho más simple, se puede dar el caso de "Che, ¿ese buzo no es mío? Si, lo dejaste en casa hace unos meses. Ah, joya, ya me había olvidado que lo tenía".
El punto de inflexión es un casamiento. Pueden pasar meses hablando sobre lo que se van a poner, organizar reuniones para intercambiar vestidos y gastarse el sueldo en un local. Se prueban unas 500 opciones 50 veces cada una y hacen la pregunta más importante en toda relación entre un hombre y una mujer: "¿Me queda lindo esto?". Las estadísticas dicen que el 98% de las relaciones que terminan se debe a una respuesta equivocada frente a esta situación. Lo más increíble es que siempre la respuesta debe ser la misma: "Te queda perfecto". Si es un vestido que mezcla colores marrón con violeta, dorado y un cuadriculado negro y rojo y además tiene volados y mangas irregulares: ¿Como me queda? Te queda perfecto. Si es un vestido que le hace una figura excepcional y la combinación de colores la hizo el tataranieto de Picasso: ¿Como me queda? Te queda perfecto. Si en una de esas te agarró distraído y te preguntó ¿Hoy vamos a ir a comer a lo de mamá? Te queda perfecto. El quid de la cuestión está en la evaluación. Hay que mirar como si uno fuera un merchand de arte que está frente a una obra nunca antes descubierta de Da Vinci.
Para los hombres, por otro lado, es tan simple como Camisa, Corbata, Traje, y mientras nosotros al otro día tenemos resaca, ellas pasan horas charlando sobre lo que tenía puesta cada una de las presentes, lo que se quieren comprar y lo que le van a pedir prestado a alguna y así el ciclo comienza otra vez.
 
Posteo, luego existo.

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