Conste en acta
Claro que uno casi nunca piensa de antemano qué es lo que va a escribir cuando decide finalmente ponerse a escribir así de sopetón. Porque hay grandes diferencias entre ponerse a escribir y ponerse a escribir de sopetón. El primer caso podría compararse con una persona que llega a su casa, abre la heladera y se sirve un vaso de agua, o seamos realistas, toma del pico de la jarra. El segundo caso en cambio se podría representar con el de un hombre extraviado en el desierto que encuentra un oasis y se abalanza en busca de agua.
Y claro, llega un momento que el envión del sopetón se va acabando y uno empieza a buscarle sentido a lo que viene tipeando. O escribiendo, ¿por qué no? también a uno le pueden agarrar sopetones de escritura en el bondi digamos y tiene que andar sacando las biromes de la mochila y si no tiene papel, escribirlo en el reverso del boleto de bondi que ni te cuento la tragedia que sería si viene el chancho y te pica el boleto justito en la palabra más inspirada de todas, la cual por supuesto no vuelve. Porque esa mis queridos amigos es una ley universal: las palabras de sopetón que son perdidas nunca vuelven. Por eso son de sopetón.