Es la quichigésima vez que me arremango y miro mi muñeca izquierda desnuda. Y cada vez que lo hago pienso "Cierto que me olvidé el reloj". Para colmo se me ocurrió almorzar en la oficina y pedirme una ensalada que tardó una hora. Que triste se veía esa ensalada, por Dios! Tomate, arroz, huevo duro y pollo.
Creo que el pollo había muerto de aburrimiento.