Espacio de publicidad
¿Cómo conocí Ariel? Gracias al laborioso de mi marido. Siempre llegaba tarde del trabajo y tenía reuniones hasta en fines de semana. Igualmente era todo un caballero y se disculpaba trayéndome flores o bombones. Ni siquiera quería que me moleste así que se lavaba sus propias camisas. Una vez lo vi en el lavadero, quedé maravillada con la dedicación con que frotaba la ropa, especialmente puños y cuellos, un ímpetu en sacar esas manchas de café o tinta o... rouge.
Miré las partes de su cuerpo desperdigadas por el piso, el cuchillo en mi mano goteando sangre manchaba la alfombra. Su cabeza cercenada movió los ojos hacia mí y dijo ¿y si probás con Ariel?