¡Maldito 60 decepcionante!
Una cosa es la amargura de esperar el bondi y otra muy diferente es la decepción. Eso pasa cuando esperás un 60. El otro día, a la noche, salí del cine bastante tarde, y muy lejos de casa. Me encontré solo en la calle. Un silencio absoluto y una quietud sólo interrumpida por el movimiento de una bolsa de plástico que revoloteaba con el viento. Me acerqué a pedirle un autógrafo pensando que era la de American Beauty y se voló. Maldita bolsa engreída. Esperé un tiempo que no sabría definir cuánto fue, mientras pensaba por qué todavía no se inventó el teletransportador de La Mosca. Estoy dispuesto a correr el riesgo de meterme dentro con cualquier insecto, con una polilla, hasta con Polino. No, me fui al pasto, puedo esperar un cacho más.
Minutos más tarde logré divisar el transporte. Gracias a mi infancia junto a bugs bunny, nunca hice asco a la ensalada de zanahoria y es por eso que mi vista es casi superior a la de un lince. Vi que era un 60 y la comisura de mis labios se elevaron formando una sonrisa en mi cara. Cuando ya estaba juntando mis monedas, toda esa ilusión se rompió en pedazos en el momento que distinguí el cartelito que figura abajo a la derecha y en vez de decir Acceso Tigre decía Maschwits. Los tormentos de mi infancia salieron del recóndito lugar de mi mente donde estaban escondidos. Pude escuchar a la maestra de primer grado diciendo -Chicos, hoy vamos a aprender sobre los chiches- y mientras yo imaginaba algún autito o un pleimobil, ella se preparaba para enseñarnos sobre Chiche Gelblung, Chiche Duhalde y Chiche Almozni.
Tres veces tuve que vivir ese desconsuelo hasta que llegó el mío.
¡Maldito 60 decepcionante!