Tome una sartén y meta su cerebro a freirse en manteca, a fuego lento. Añada gran cantidad de llamadas, preferentemente a su celular (le da un gustito extra). Sazone con un buen puñado de puteadas de su jefe y de clientes varios. Para darle un sabor más interesante, métase en el horno con los contratos por terminar y recuerde de acompañarlo con formularios incompletos, de los grandes preferentemente.
Al cabo de unas 9 horas de cocción quedará listo para servir a la mesa un excelente y sabroso Lunes.