Ayer me crucé con un ejemplar de la
Latinspots, revista sobre avisos y campañas de publicidad, que no leía hace rato. Entre todas las publicidades había
una que me llamó mucho la atención: era una imagen de una villa y el copy decía: "¿Sos tan distinto que no te das cuenta que la imagen está al revés?". Recién en ese momento uno se avivaba que realmente la foto de las casas, todas apiñadas una al lado de la otra, estaba dada vuelta. Me hizo pensar mucho. Seguramente alguien de la villa viendo esa misma foto se daba cuenta al toque. Pero uno no, uno mira sin mirar, sin ver, lo toma como parte del paisaje. Y ahí está la palabra clave. Se convierte en paisaje algo que debería ser de muchisima importancia.
Y así cuando vamos caminando por microcentro, llegando tarde al laburo, pensando en el informe que tenemos que hacer, la reunión de hoy, y otras cosas del día a día, muchas veces pasamos por al lado de algún chico tirado durmiendo en la calle. A mi personalmente nunca me es indiferente, siempre me fijo, siempre pienso que algo estamos haciendo mal. Pero nunca paro.
Quizá
parar sea
hacer.