Salí de adentro tuyo!
Y eso que nunca había visto latin american idol, eh
El primer indicio fue a principios de este año. Ella se despertó de madrugada y me preguntó la hora. -Son las 6:23-, le dije. Se levantó, caminó hasta la mesa a la otra punta del cuarto, agarró mi reloj y me preguntó -¿cómo sabés que son las 6:23?-. A lo cual no pude responder.
Anoche haciendo zapping caí en latin american idol, justo en la parte que estaban haciendo las nominaciones. Cuando el conductor dijo -el elegido por el público para seguir en el programa es...- e hizo por supuesto la pausa generadora de expectativa, aproveché el momento para decir -Andrés-. No sólo estaba adivinando quién era el participante que seguiría en su carrera por convertirse en la más efímera y fugaz de las estrellas, sino que también estaba adivinando que de hecho había un participante que se llamaba Andrés en ese programa.
Definitivamente tengo poderes.
Hay algo que desde hace mucho tiempo quería preguntarles y siempre me olvidaba. ¿Conocen el término "feins"? Cuando estamos con mis amigos y llega alguien y hay que ir a abrir, la manera resumida de decir "yo no voy" es gritando "¡feins!". Se aplica también a no atender el teléfono, lavar los platos o poner la mesa. El último en responder va.
Por otro lado, cuando estamos por jugar a la play y somos muchos, uno debe gritar "¡pri con!" y, como se juega de a dos, el segundo en avivarse grita "¡migo!". Se aplica también para el ping pong, pool y otros juegos de a dos.
Lo jodido es cuando sos malísimo a alguno de esos juegos y al gritar "pri con" todos responden al unísono "feins!!!".
Desde la copa del árbol más alto tomo una gomera y la cargo con una semilla del arbol más alto. Estiro mis brazos con todas mis fuerzas y la lanzo allá lejos donde los campos son un catálogo de alfombras y el verde es tan regular que no se distinguen los pastos de los arbustos. Corro y corro y a medida que corro ese árbol va creciendo, empezando de una ínfima plantita hasta desarrollar un tronco, ramas y una altura suficiente para apreciar los catálogos kalpakian. Pero a veces el tiempo, maestro y señor de toda esta obra teatral, no fue suficiente para que el acacia wannabe esté no más que en su adolescente etapa de plantita de balcón que derribo de un zapatazo.
¿No es así de bitchy el tiempo en nuestro día a día? Planeando proyectos de acá a dios sabe cuándo para que cuando dios finalmente se entera y se hace la hora, todo esté en pañales, a toda galletita le falte un golpe de horno, a todo jefe ansioso le falte un golpe de su empleado al grito de "¡no hay manera de hacer todo esto en tan poco tiempo y con tan pocos recursos!". Y son esos proyectos los que estaban destinados a darnos una mejor perspectiva de hacia donde ir, pero tan mal paridos están que no llegan a ser ni una impotente espada del augurio (que por cierto siempre le dije espada de laugurio), dejándonos ver nada más que lo evidente: Creemos que estamos intentando superarnos, pero no somos más que perros corriéndose la cola.
Hay que descalzarse y echarse en un sillón. De ninguna manera prender la tele; agarrar alguno de esos fascículos de historia del arte y pasar un rato mirando las imagenes. los trazos, los juegos de luz. Después cocinar. Pero cocinar en serio, ¡con amor digiorgio!, tomandose todo el tiempo para prepararlo. Al terminar, salir afuera, donde sea afuera, jardín, balcón, puerta de casa, y tomar un wisky, fumar un puchito o simplemente mirar las estrellas. Y siempre hacer planes. Planear el fin de semana, planear una comida, planear el robo de un banco.
Decepciones gastronómicas en el tren
Algo que heredé de mi viejo es la capacidad de descubrir lugares para morfar de cualquier tipo o en cualquier lado. Él solía (y suele) pasar por las parrillitas de ruta y comentar "no sabés el asado que hacen ahí". Y en general tenía razón. Trayéndolo más a mi día a día, me vi en los últimos tiempos decepcionado con las elecciones que hice.
Hace bastante venía tentado con el olorcito de los patys que hacen en un kiosquito en la estación de Carranza. Un buen día, volviendo tarde cansado y hambriento, hice la prueba. Nunca hubo un abismo tan grande entre el sentido olfativo y el gustativo.
Esta misma mañana, taché otro de esos lugares que tenía en mi lista de pendientes. Hay un bar al lado de la estación Florida con onda muy campestre, panes y dulces caseros en los escaparates. Hoy como tenía un ratito de más, decidí desayunar ahí. Las tostadas con manteca estaban muy bien, también el café con leche. Lo que me pareció un disparate fue que me cobren $7,50 sólo por eso. ¡El doble que en cualquier lado!
Empiezo a dudar de que en mis genes se encuentre esa sabiduría morfística, pero todavía me queda una que tengo fichado desde hace tiempo y le tengo fe: Los panes redonditos que hacen al lado de la estación de Belgrano. Si no la emboco empiezo a viajar en bondi.
¿Te acordás del mono que se olía el culo y se caía de la rama?
Ayer recordaba esa animación de un alien que cantaba I will survive y me preguntaba por qué la gente ya no se lo anda mandando por mail. Después supuse que en realidad no me lo enviaban a MI porque todas las personas con las que intercambio mails ya lo habrán visto más de una vez.
Llegué a la conclusión de que esos videos (que ahora además están en you tube) y todos esos mail con hilarantes chistes y fotos retocadas y presentaciones de powerpoint, están ahora circulando por las nuevas generaciones que ingresan a la internet. Para ellos todo es novedad y por lo tanto se descostillan de risa con el español que lee la carta de navidad de un niñito enojado o las 100 razones de por qué el hombre es mejor que la mujer y las 100 de viceversa, o la descripción de cómo la mujer se da un baño y cómo lo hace el hombre (qué bueno era ese) y otros tantos más que no vienen a mi mente ahora porque, como ya expliqué, hace mucho que no me mandan.
Por eso no entiendo por qué demonios los que sí me siguen mandando son los de maicrosoft pagándote por reenviar un mail a tus contáctos o lo mismo pero con quilmes regalándote un cajón de birra o brian que tiene todos los problemas y enfermedades juntas. Digo yo no, ¿por qué no dejamos esos mails para las nuevas generaciones y que queden ahí de una buena vez por todas?
A Marcenda la dejé abandonada pobre. Sin embargo a Nike, Shell, etc, los protagonistas del libro que ahora estoy leyendo, estoy a punto de terminarlos. No sé qué demonios me pasa, era Saramago for christ sake! Igual ya estoy pensando en invitarla a Alicia a pasar un tiempo conmigo o mejor dicho, acompañarla a ese país maravilloso, porque leí tanto de ella mientras estudiaba semiótica que me interesó.
No es que maduré. Seguramente se trate de que al no tener que ir a cursar más, no tengo el momento de divagación que tenía durante esas materias soporíferas. No, definitivamente no me estoy poniendo viejo. Es obvio que como ya no me cruzo con la gente de la facu tengo menos temas de conversación. No es que ya sea un adulto. Creo que un poco tiene que ver con el hecho de que mis amigos se casan y todo ronda en torno a eso. Si, es eso, todo eso.